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Kaushal Sheth, Chief Architect para la Región Andina en GFT Technologies
Vivimos un momento único en la historia de la tecnología. En solo dos años, la IA ha comprimido décadas de evolución tecnológica. Los LLMs han procesado el equivalente a 10 billones de palabras – más texto del que cualquier humano podría leer en 100,000 vidas. Ahora, la pregunta no es qué puede aprender la IA, sino qué puede hacer con ese conocimiento. Estos modelos ya han aprendido de todo lo que la humanidad ha producido en conocimiento digital durante las últimas cuatro décadas. Y es precisamente por eso que es hora de cambiar la pregunta: de lo que ya sabemos a cómo aplicar el poder de la nueva inteligencia digital.
Una vez utilizado todo el conocimiento existente, el aprendizaje futuro se producirá de dos maneras principales. Tendremos que crear nuevos conocimientos basados en la experiencia, porque así es como aprendemos los humanos. La evolución de la inteligencia humana se produce a través de la interacción con el entorno y el aprendizaje de la experiencia. Ahora necesitamos aplicar el conocimiento que tenemos, y aquí es donde surge un nuevo paradigma: ya no sólo modelos de lenguaje, sino «modelos de acción» o «modelos de experiencia». Crearemos modelos específicos para cada industria (por ejemplo, un banco modelo, una unidad de fabricación modelo, una compañía de seguros modelo) y utilizaremos este conocimiento para crear acciones que nos ayudarán a desarrollar experiencia en cada sector.
La tercera dimensión de esta evolución está relacionada con la arquitectura: qué tipo de máquinas construiremos. Las máquinas del futuro se desarrollarán de una manera más cercana a la inteligencia humana, como «cerebros digitales». Estas arquitecturas de ‘cerebros digitales’ combinan redes neuronales gráficas para mapear relaciones complejas, transformers para predicción temporal, y aprendizaje federado para cumplimiento regulatorio – creando sistemas que aprenden y se adaptan como la inteligencia humana. La investigación que estamos desarrollando, que llamamos «un cerebro, muchas mentes», explora precisamente cómo construir esta arquitectura.
Es imperativo que toda organización se adapte a estas nuevas tecnologías, tal como lo hizo con Internet, los dispositivos móviles, la nube y las estrategias de datos. Tecnologías como la IA, la robótica, las interfaces cerebro-computadora y la realidad aumentada se están convirtiendo en una parte fundamental del ecosistema natural de las industrias. Las empresas necesitan convertirse en IA-Centric – aquellas que lo hacen reportan reducciones de 40% en costos operativos, mejoras de 35% en la toma de decisiones y ROI de 10x en implementaciones de IA según McKinsey. Inevitablemente, necesitamos adaptar estas tecnologías para seguir siendo relevantes, modificar nuestros modelos de negocios y actualizar nuestra base de talentos; de lo contrario, la competencia lo hará o los nuevos participantes utilizarán esto como una ventaja competitiva.
La predicción es que seguramente veremos coexistencia y equipos técnicos híbridos. Hoy en día utilizamos la tecnología sólo como herramienta, pero no la usamos como colega, copiloto o agente. En el futuro, tendremos esencialmente equipos híbridos, donde necesitaremos desarrollar habilidades sobre cómo interactuar y comunicarnos con estas máquinas. Si hoy sabemos construir un equipo ágil con habilidades interpersonales y herramientas para trabajar en equipo, mañana tendremos que coordinarnos, comunicarnos y ejecutar nuestros objetivos en un entorno híbrido, coexistiendo y trabajando junto con máquinas en diferentes formas — sean agentes, plataformas u otras manifestaciones.
Pronto veremos no sólo extensiones tecnológicas, sino partes fundamentales de todo el ciclo de vida de las soluciones que desarrollamos. En algunos casos, tendremos agentes o copilotos digitales que interactuarán con nosotros. Veremos robots inteligentes con los que interactuaremos. Por ejemplo, en un escenario bancario futuro, veremos copilotos de IA que analizarán 10 millones de documentos de crédito privado en segundos, prediciendo liquidez secundaria con 92% de precisión, o agentes que monitorearán automáticamente los convenios ESG en carteras de $50B+. En el área de seguros, podemos tener una combinación de Internet de las cosas (IoT) y servicios hiperpersonalizados que predicen siniestros con 89% de precisión antes de que ocurran. Para las reclamaciones de seguros, en lugar de personas que recopilen pruebas, es posible que tengamos drones o tecnologías robóticas interactuando en ese mundo.
Para comenzar esta transformación:
1) Evalúe la madurez de datos de su organización
2) Identifique casos de uso de alto impacto en su industria,
3) Construya equipos híbridos humano-IA gradualmente,
4) Establezca marcos éticos y de gobernanza desde el inicio.
Lo que estamos presenciando no es un escenario de «hombre contra máquina», sino más bien de «hombre con máquina», un contexto en el que tendremos que evolucionar. Y no estamos hablando de un futuro lejano de diez años, sino de tres a cinco años. El futuro que imaginamos está más cerca de lo que podemos imaginar. Las empresas necesitan convertirse en IA-Centric no sólo como una estrategia tecnológica, sino como una transformación completa que afectará a todos los niveles y funciones de la organización. No se trata simplemente de otro servicio o oferta tecnológica: es un cambio fundamental en la forma en que operamos, competimos y creamos valor en un mundo digitalmente inteligente.