Urielmania

“El Mundo de Uriel… Pero la voz de todos”

Little cat

Carta a un felino

Mi querido felino

Desde que te alejaste de mí sólo pienso cuándo te aparecerás sorpresivamente por mi camino como solías hacerlo, un poco golpeado por la vida por cada aventura que se cruzaba en tu camino, sabemos que no podía estar mucho contigo, por una u otra razón, ambos sabemos lo bien y mal que me hacía compartir momentos contigo. Probablemente te cansaste de la rutina que íbamos comenzando a tener, quizás te molestaba vernos a ratos para sólo sentarnos y mirarnos, quizás pedías más, quizás te fallé.

Al parecer nada es por siempre, sólo pretendía que eras eterno y que era cierto lo de las siete vidas. Después de éste tiempo sin tus pelos por todos lados, he soñado de todas las maneras posibles el día de tu aparición. Me gustaría verte unos segundos solamente, para poder darte masajitos, para acariciar tu pelaje, para apreciar tu silencio, tu mirada, la tranquilidad que parecías tener a mi lado, la tranquilidad que me dabas al estar junto a mí.

Hay teorías, que estás en un nuevo hogar, con alguien más, espero que seas feliz que tengas lo que buscabas en la vida, me duele el pensar que no eras feliz a mi lado y tuviste que marcharte, aún así prefiero eso a pensar que ya no estés, pero por mucho preferiría verte al amanecer.

Estoy triste porque te has ido, pero soy inmensamente feliz porque te conocí. Muchos mueren a diario sin conocer a alguien especial. Hiciste mucho por mí, sin ti no hubiese conocido todo lo lindo que hoy recuerdo contigo.

Sólo me resta darte las gracias por el tiempo que compartimos, por hacerme sentir importante y querida, por estar aún cuando no quería estar con nadie más, por acurrucarte en mí, por calentarme las manos, por ser parte de mí.

Me demostraste que para el alma no hay distancia física o temporal, que cuando dos seres tienen esa conexión surge un amor puro, libre, pleno, sin manipulación, ni chantaje.

Nuestro amor debería durar mucho tiempo, porfa venme a visitar, sólo ven una vez más, no me puedo acordar de tu maullido. Me puedes dejar, pero nunca tendrás que te deje de amar.

Cada noche cuando mires al cielo y veas una estrella parpadear quiero que sepas que soy yo guiñándote el ojo, avisándote que llegué bien y diciéndote gracias por el amor que me viniste a dar.

Te extraña, Eri.

Acerca del Autor